Los recuerdos más profundos de mi existencia anidan al final de este riachuelo, donde planeaba el viento encima de mis cortos pastizales y ahora choca abruptamente con el concreto inerte. Es ahí donde termina mi llamado limite administrativo, donde limita mi indómita geografía. Recuerdo cuando mi cuerpo se estiraba a lo largo de las planicies litorales, dando cobijo a todos los seres de este mundo. Ahora, todo mi cuerpo se encuentra circunscrito por alambres de púas, que rasgan mis anhelos de crecer, derramando la sangre de nuestra vida. Veo a través del cableado como mi cuerpo es mutilado y no logro comprender por qué. Veo como me acorralan, me secan y soy invadido por la ambición. Afuera, la codicia no titubea en levantar alambres de púas hasta contra su propia humanidad.